Educación para la paz, fundamental para la transformación de conflictos

Para tener un proceso de educación para la paz formal o informal, se debe transitar a un compromiso con los valores universales y estos deben traducirse en un proyecto hacía la comunidad.

Es necesario cuestionar nuestros valores culturales para respetar a las y los otros y reconocer las diferencias. Cuando educamos a las infancias partimos del principio de que los valores universales son culturales, por lo que tenemos que trabajar sobre la justicia, la igualdad y la libertad para educar desde la paz, afirmó Natalia Ix-Chel Vázquez González, coordinadora de la Maestría de Estudios para la Paz y el Desarrollo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).

Vázquez González explicó que la educación para la paz posee tres componentes fundamentales. El primero de ellos es la transformación de los conflictos; posteriormente, el reconocimiento de la otredad y finalmente, el trabajo con los valores que tiene la paz. Es decir, los conflictos no son un sinónimo de violencia, sino que son una manera diferente de ver la realidad y en ocasiones esas diferencias generan que su resolución sea de forma violenta.

“Para que exista una transformación de los conflictos tenemos que ocupar lo que Galtung llama ganar, ganar, es decir, que para visualizar mis intereses debo visualizar los intereses de las y los otros para trascender el conflicto de forma mucho más clara y solidaria, de gran suerte que todas y todos los que forman parte del conflicto puedan ganar”, preciso.

Para tener un proceso de educación para la paz formal o informal, Natalia Vázquez destacó que se debe transitar a un compromiso con los valores universales y estos deben traducirse en un proyecto hacía la comunidad, es decir, que las y los sujetos sean conscientes, participativos y generen cambios en el entorno comunitario.

Trabajar esta educación desde la infancia es fundamental porque se encuentran en sus primeros espacios de socialización, es decir, que a esta edad van aprendiendo valores, el tener conciencia y responsabilidad de mirar a las y los otros y, sobre todo, los espacios de confrontación para saber que nuestro comportamiento está guiado por los valores universales.

Para Vázquez González estos procesos desde la infancia son fundamentales porque se puede debatir, lo que estudiosas y estudiosos para la paz han llamado la cultura de la violencia, por lo que es mucho más fácil que las niñas y los niños se cuestionen lo que se les ha enseñado y se les ha socializado como algo natural, por ello, es importante saber cómo nos reconocemos con la otredad y la interculturalidad.

“Es aquí donde el trabajo de la educación para la paz toma gran relevancia porque no solo enseña a los y las infantes a transformar sus conflictos, sino también a conducirse en su vida con los valores de la paz como la justicia, la igualdad y la libertad que implica la participación comunitaria”, afirmó.

Finalmente, Natalia Vázquez mencionó que para poder trabajar la educación para la paz en los hogares y en las escuelas con las infancias es necesario construir narrativas desde el cuestionamiento y dilemas morales, ya que permitirá que las infancias conozcan cómo se están construyendo las relaciones sociales que, por lo regular, van más encaminadas a una cultura de la violencia, que hacía una cultura de paz.