Doja Cat se sintió incómoda con fan demasiado cariñoso

La cantante afirma que nunca fue grosera, pero no le gusta que invadan su espacio personal, lo siente agresivo.

La cantante Doja Cat se encuentra en medio de una controversia, tras darse a conocer un video viral donde se muestra a la intérprete recibiendo una camiseta del influencer de TikTok Pablo Tomayo, quién la abraza efusivamente, además de darle un beso amistoso.

Y lo que parecía una escena inocente y alegre rápidamente se convirtió en polémica. Porque para muchos este momento fue inicialmente considerado tierno, para la artista estadounidense no fue así.

Doja se pronunció una semana después para denunciar el comportamiento intrusivo; y mediante un mensaje, que ahora está eliminado, se pudo leer que no le gusta la cercanía de las personas: “No me toques ni me empujes si ni siquiera me conoces”, escribió.

Aclaró que sonrió en el video, pero que eso no significaba que estuviera de acuerdo. Añadió que estaba borracha en el momento de la interacción y que finalmente tiró la camiseta.

Pero el influencer Pablo Tomayo se pronunció en un video de disculpas; afirmando que nunca tuvo la intención de incomodarla. “Jamás filmaría a alguien sin su permiso”, dice, explicando que el video se grabó con su consentimiento. Concluye expresando su arrepentimiento: “Lamento si la hice sentir incómoda”.

Esta respuesta también generó opiniones divididas. Algunos lo interpretaron como un intento sincero de disculparse, otros como una forma de minimizar los sentimientos de la artista.

Pero este simple intercambio desató un debate mucho más amplio. En la mesa se colocaron preguntas como ¿Por qué una mujer, incluso una famosa, debería sentirse obligada a aceptar gestos familiares solo por ser popular?

Muchos han señalado que tanto Doja Cat, como muchas artistas femeninas, especialmente las mujeres negras, se encuentra en una situación delicada: sonríe para evitar conflictos y luego la acusan de exagerar al expresar su incomodidad.

Pero este fenómeno no es tan sencillo porque forma parte de una cultura más amplia de interacción parasocial: relaciones unilaterales en las que los fans se sienten cercanos, incluso íntimos, con figuras públicas que en realidad no conocen. Este mecanismo se ve reforzado por las redes sociales, que difuminan la línea entre la privacidad y la visibilidad constante.

Ahora el caso ha revelado una disparidad persistente: a las mujeres negras se les dice con frecuencia que sean “tranquilas”, pacientes y accesibles, incluso cuando se sienten incómodas. Pero cuando imponen sus límites, a menudo se las considera agresivas o desagradecidas.

Un doble golpe que Doja Cat, al expresar su incomodidad con palabras, ayuda a destacar. Sin embargo muchos han señalado que este incidente ha dejado una moraleja: respetar los límites personales nunca debe estar condicionado por la fama, el género ni el color de piel. Sonreír en un video no implica consentimiento.

Doja Cat, alzando la voz, recordó a todos que cada gesto físico, por muy amistoso que parezca, merece ir precedido de una simple pregunta: “¿Te parece bien?”. En un mundo ultraconectado, donde todo se graba, se comparte y se comenta, esta vigilancia se hace más necesaria que nunca.

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