Por Helga Kauffman
Los mexicanos, vivimos en temporada electoral permanentemente. El banderazo para la sucesión presidencial, la dio el propio presidente Andrés Manuel López Obrador y ha marcado puntualmente el método a seguir para su partido Morena y sus aliados, los partidos del Trabajo y el Verde, para definir quien buscará sucederle.
Los aspirantes a la candidatura presidencial, se registraron para la Coordinación de Defensa de la Cuarta Transformación, recorrerán el país hasta el día 27 de agosto para convencer al pueblo, uno de los seis inscritos: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Ricardo Monreal de Morena; Manuel Velasco del PVEM y Gerardo Fernández Noroña del PT encabezarán las cinco encuestas que definirán al representante de la alianza oficial.
Las movilizaciones están en marcha, claro en tiempos no autorizados por la Ley. El Instituto Nacional Electoral (INE) tiene con precisión las fechas de inicio y desarrollo de la jornada electoral 2023-2024, y el calendario indica para el arranque del proceso el próximo mes de septiembre.
La competencia es real. La confrontación de los afines a cada uno de los seis aspirantes o como fueron definidos por el presidente López Obrador corcholatas es notoria en cada evento público, las fracturas se están agudizando a pesar de que la orden del jefe máximo es de que se respeten, la guerra sucia entre contendientes está latente.
Mario Delgado, Dirigente nacional de Morena resolvió de último momento el tema del financiamiento de las giras de sus corcholatas, dejando abierta la posibilidad de que sus aspirantes acepten o no los cinco millones de pesos que el Partido les puede asignar para marcar topes de campaña.
Morena y sus aliados tendrán que resolver ante la autoridad electoral, que la “precampaña” que están realizando sus seis corcholatas, no es un acto anticipado de campaña. Porque el argumento de que seleccionarán a quien Coordine la Defensa de la Cuarta Transformación no vale porque en su momento, ya en los tiempos que marque el INE se convertirá en candidato y aparecerá en la boleta electoral.
Los expertos en análisis de la democracia en México, precisan que los partidos no pueden manejarse con sus propias leyes. Ya veremos qué resulta.