En los estados fronterizos los poblados fantasma son utilizados como bastiones de criminalidad y se usan para el trasiego de migrantes.
La violencia, el entronizamiento de grupos delictivos de alto impacto en gran parte del territorio mexicano, han propiciado una situación difícil: la aparición de pueblos fantasmas.
Son muchos los casos, como el que exhibió una joven de Pitiquito, Sonora, al denunciar la desaparición de su tío en una comunidad donde ya no queda casi nadie.
De acuerdo con organismo y especialistas, la violencia es el principal generador del desplazamiento forzado, principalmente en las zonas rurales por el gran negocio que representa para la delincuencia organizada controlar un territorio para realizar libremente sus actividades de contrabando, trasiego de droga y hasta tráfico de personas.
Al respecto José Andrés Sumano Rodríguez, doctor e investigador del Colegio de la Frontera Norte, señala que esta problemática impacta principalmente a Chiapas, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Sonora, Oaxaca, Chihuahua, Durango y Sinaloa. Sin embargo, también se presenta en áreas urbanas, como en la zona de La Laguna, entre 2010 y 2012, o en la zona metropolitana de Monterrey Nuevo León o en Ciudad Juárez, Chihuahua, destacó.
De hecho apunta que en los estados fronterizos los poblados fantasma son utilizados como bastiones de criminalidad y se usan para el trasiego de migrantes, donde les cobran por llegar, por su estancia y traslado.
La gente de las zonas rurales se va muchas veces sin poder, incluso, agarrar sus cosas y eso genera los pueblos fantasma. Pero además, una gran cantidad emigra a las ciudades y crea cinturones de pobreza en las grandes urbes, destacó Sumano.
En algunos casos, sí libran ese entorno violento, pero en otros se convierten en caldos de cultivo, precisamente, para la violencia y la criminalidad.
Hay que mencionar que de enero a junio de 2023, se reportaron 26 episodios masivos de desplazamiento interno por violencia ocurridos en ocho estados: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas.
Ello afectó a 7 mil 710 habitantes, es decir que, en promedio, ocurrió un episodio por semana y 43 personas fueron desplazadas por día, señala un informe presentado el año pasado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Además, el desplazamiento forzado interno se genera por diversos y multifactoriales tipos de violencia del crimen organizado; proyectos de desarrollo, como la minería y la tala ilegal; conflictos territoriales comunitarios; los efectos adversos del cambio climático, y los desastres naturales.