Por Adrián Trejo
Ricardo Monreal se jugó este jueves, en el último día de sesiones del actual periodo ordinario en el Senado, su lugar como “corcholata’’ en el metaverso presidencial.
El zacatecano tiene la responsabilidad de sacar adelante las reformas que aprobaron, vía el madruguete o descontón legislativo, los diputados de Morena y sus aliados.
“No va a haber fast track’’, prometió el coordinador de los senadores de Morena.
Y puede que Monreal tenga la mejor intención de someter a una discusión más amplia temas como la desaparición de la Financiera Rural o la del Conacyt para sustituirlo por un organismo de ciencia que “no sea neoliberal’’.
La cesión eterna de derechos ferroviarios del Tren Maya al Ejército o la modificación a las leyes del espacio aéreo para que sean las fuerzas armadas las únicas que podrán vigilarlo.
Todas las iniciativas enviadas de San Lázaro, más las que llegaron directamente al Senado, conforman una agenda más apretada que cualquier vagón del metro Pantitlán a las siete de la mañana.
Las iniciativas aprobadas por los diputados de Morena y sus rémoras llegaron ayer al Senado, así que los legisladores tendrían, por mucho, 48 horas para enterarse de lo que van a votar.
A menos, claro, que en ataque de coherencia y ética legislativa pidan más tiempo para estudiar con claridad de qué se trata cada minuta.
Monreal sabe que si frena el fast track que le conviene al Presidente se reducirán sus posibilidades en la alineación corcholatera de López Obrador.
Pero, como él siempre ha dicho, como constitucionalista no puede permitir que se pase por encima de la Carta Magna “y las leyes que de ella emanan’’.
Se verá si Monreal sigue manteniendo el control de la bancada, que cada día suma más radicales, o si de plano lo escucharemos decir simplemente que “no se pudo’’.