Los niños que trabajan se han convertido en una población invisible, el trabajo infantil es una forma de explotación laboral.
Cuando hablamos de trabajo infantil, se suele asociar al campo, el sector más representativo, donde los niños desde pequeños están en actividades, trabajando porque a sus papás no les alcanza, y entonces, entre sobrevivir y estudiar, la decisión está tomada.
Porque los niños deberían estar en la escuela, aprendiendo, estudiando, jugando, desarrollándose. No obstante, las ciudades, sobre todo ellas, nos demuestran todos los días que eso no necesariamente ocurre, al menos no para todos. El trabajo infantil está presente en la vida cotidiana y es uno de los principales problemas en México.
“No es normal que un niño esté trabajando”, dice Leticia Figueroa Valdez, del área de prevención de trata con las infancias de Pozo de Vida, una organización no gubernamental contra la trata de personas en México y Centroamérica.
Los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que en México hay 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años en actividades no permitidas. Esta cifra ha crecido en las últimas dos mediciones sobre la dimensión del trabajo infantil en el país.
Además 84,858 menores son explotados laboralmente solamente en la Ciudad de México. Del total de casos de trata de personas, al menos 30% son de niños, niñas y adolescentes.
Para conmemorar el Día Mundial contra la Trata de Personas, la organización World Visión México presentó la antología “El trabajo infantil desde la mirada, voz y trazo de niñas, niños y adolescentes”, que compila el sentir y la perspectiva de este grupo de la población sobre cómo afecta este problema a la niñez en el país.
A decir de Dulce Isabel Ceja Lázaro, subgerente de sustentabilidad de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, una reflexión que dejan las palabras de los niños, niñas y adolescentes que participaron en el conversatorio es si vale la pena seguir con un modelo educativo tan poco flexible.
Los participantes de conversatorio refirieron que para evitar el trabajo infantil es necesario:
-Un sistema de información que pueda recabar territorialmente, cada tema del trabajo infantil, para diseñar y planear soluciones.
-Dialogo intergeneracional de quienes viven el problema para que se puedan convertir en agentes de cambio.
-Sensibilización y capacitación para que puedan detectar lo que no está bien en que un niño trabaje. Que los niños estén protegidos por la comunidad.
“La trata de personas, el trabajo infantil, y el trabajo forzoso priva a las personas, pero sobre todo a las niñas, niños y adolescentes, de oportunidades futuras, viola los derechos humanos, perpetúa el ciclo de pobreza y es considerada la peor forma de esclavitud de nuestros tiempos”, dijo Mario Valdez, director de World Vision México, durante el evento.