Por Luis Pinal Da Silva
México se encuentra sumamente dividido, polarizado y ensangrentado.
A estas alturas de los procesos electorales, habrá quienes ya decidieron su voto por alguna de las candidatas, Xóchitl Gálvez Ruíz o Claudia Sheinbaum Pardo, y difícilmente modificarán su postura.
Pero hay que advertir que la cercanía de la elección acrecentó la polarización de la sociedad mexicana, cuya mayoría no ha reparado en el estado en el que quedarán las instituciones del país.
Hay que advertir que quien gane la Presidencia heredará un sistema educativo en decadencia, que ha decidido esconder la cabeza para no ser evaluado porque sin duda no pasaría ninguna prueba, menos la PISA.
Es evidente que en este sexenio una generación saldrá de las aulas sin los conocimientos requeridos para enfrentar el cambiante y demandante mundo laboral.
Menester es señalar que producto de la pandemia, no hubo clases con presencia física todo un ciclo escolar, a pesar del enorme esfuerzo que se hizo entonces desde la SEP, encabezada por Esteban Moctezuma Barragán, de construir un sistema de educación a distancia.
Pero después de la pandemia, nadie se preocupó por reponer el tiempo ni los conocimientos no impartidos; se dio vuelta a la hoja para caer en manos de funcionarios que privilegiaron la promoción de su ideología por sobre la actualización académica, lo cual se advierte claramente en la elaboración de los libros de texto gratuitos.
Pero el sector salud es quizá el más golpeado, no solo por la pandemia sino por cómo se manejó a nivel federal y es que el desastre no fue el Covid, sino los costosísimos experimentos que hizo el gobierno para reventar la cadena de suministros sin tener una alternativa con qué sustituirla.
La escasez de insumos para la salud, desde medicamentos básicos, especializados hasta materiales y equipo para las cirugías, ocurre en todos los hospitales públicos, todos los días; es decir, fracasó el esquema de compra y ni que decir el de distribución; fracasó también el Insabi, ese monstruo creado para sustituir al Seguro Popular, lo que dejó sin acceso al servicio médico a 30 millones de mexicanos sin seguridad social.
Y de las obras insignias de este gobierno poco bueno se puede decir; ya Aeroméxico anunció que cancelará sus operaciones desde el AIFA por incosteable; de Dos Bocas, pues simplemente no refina ni un litro y el Tren Maya es más conocido por sus fallas que por sus aportaciones a las comunidades por donde transita.
México no requiere de una reconciliación, esto es sumamente complicado cuando desde Palacio Nacional, diariamente se alienta la división entre mexicanos, sino una reconstrucción de sus instituciones.