INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN LA AVIACIÓN

Por Rosario Avilés

Hay temas que están en boga. Hoy, la Inteligencia Artificial se ha convertido en uno de esos temas “sexis” que todos quieren conocer y que -como en El Mago de Oz”- se escuchan historias casi mágicas sobre la IA y piensan que es esoterismo fuera del alcance de los mortales. Pero, como en el Mago de Oz, una vez que se ha visto cómo funciona, resulta que el “mago” es un ser común, que se esconde detrás de una pantalla.

Hoy existe Inteligencia Artificial para todos los usos y la aviación no es la excepción. De hecho, hace tiempo que se habla de la identificación biométrica, del despacho automático, de la gestión de equipajes y muchas otras cosas, entre las que se encuentran el rastreo de vuelos, la comunicación directa entre aeronaves que están volando en un espacio aéreo común, entre otras cosas.

Pero cada día nos enteramos de más aplicaciones, herramientas y creaciones que harán de la vida del pasajero de aeronaves, experiencias más agradables de las que le ha tocado vivir en los últimos tiempos.

En ese sentido, es importante aclarar que a los pasajeros les importan algunas cosas que no necesariamente están presentes en la comunicación de los actores de la industria (incluyendo a quienes solemos tratar temas como seguridad, eficiencia, política aérea, investigación de accidentes y demás). Al usuario le importa mucho saber cosas como ¿por qué hay aerolíneas que no le permiten tener más de 23 kilogramos en su maleta?, ¿por qué hay tarifas más caras que otras en un asiento similar?, ¿por qué un perro tiene que pagar boleto?, ¿cuál es el asiento más cómodo?, ¿por qué hay revisiones más estrictas que otras en el mismo aeropuerto? Y un largo etcétera que tiene que ver más con la experiencia del usuario que con los miles de detalles que están atrás de un vuelo seguro.

SITA, cooperativa de aerolíneas, cuyo nombre alude a las telecomunicaciones aeronáuticas, que hoy presta servicio a aerolíneas, aeropuertos, aeronaves y gobiernos en todo el mundo, se ha especializado en desarrollar soluciones de Tecnologías de la Información para, por ejemplo, hacer que el pasajero realice por sí mismo la documentación de su equipaje (el Self Bag Drop) y que también ha hecho muchos adelantos en el tema de la identificación biométrica. De este modo, tienen los CUTE (Common Use Terminal Equipment) y los quioscos CUSS (Common Use Self-Service).

La idea es que los aeropuertos dejen de ser esos lugares estresantes, donde más que sitios de embarque, hay revisiones de equipaje, de bolsas y contenedores de computadoras y desde luego de personas, que muchas veces están precedidas por enormes colas, que hacen que este proceso se complique y sea un motivo más de estrés.

De lo que no cabe duda es que la Inteligencia Artificial hará que la industria del transporte aéreo sea más fácil de gestionar.

Un ejemplo doméstico existe en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde existe un centro de gestión de vuelos que permite analizar los datos y tener la información en tiempo real que facilita la toma de decisiones. Toda esta capacidad de análisis y de gestión debe traducirse en una experiencia del viajero mucho más agradable. Es indispensable.