Las cosas del vocalista de Queen estarán en una subasta histórica; venderán desde su piano hasta su icónica corona.
Más de mil cuatrocientos artículos personales de Freddie Mercury, incluidos sus extravagantes vestuarios, borradores manuscritos de ‘Bohemian Rhapsody’ y el piano de media cola que usó para componer los grandes éxitos de Queen, formarán parte de una exposición gratuita en la casa de subastas Sotheby’s de Londres antes de su venta.
La vasta colección de pertenencias del cantante, que había quedado en manos de la amiga íntima de Mercury, Mary Austin, permaneció intacta en su mansión del oeste de Londres durante 30 años desde su muerte en 1991.
Austin, de 72 años, dijo en una entrevista con la BBC en abril que decidió vender casi todos los artículos para “cerrar este capítulo tan especial en mi vida” y “poner mis asuntos en orden”.
Entre los cientos de tesoros personales de Mercury se encontraban borradores nunca vistos de los éxitos “Don’t Stop Me Now”, “We Are the Champions” y “Somebody to Love”.
Se espera que el borrador escrito a mano de “Bohemian Rhapsody”, que muestra que Mercury experimentó con el nombre de la canción como “Mongolian Rhapsody” antes de cambiarlo, alcance entre 800 mil y 1,2 millones de libras esterlinas (entre 1 y 1,5 millones de dólares).
“Tenemos borradores de casi todas las canciones que Freddie Mercury escribió durante la década de 1970”, dijo Gabriel Heaton, especialista de la casa de subastas. “Contamos con extensos borradores de trabajo que realmente muestran cómo se desarrollaron las canciones, cómo cambiaron, cómo tomaron forma de la manera más maravillosa”.
La estrella de la muestra, sin embargo, es el amado piano de media cola Yamaha de Mercury, cuyo precio estimado de venta es de 2 a 3 millones de libras esterlinas (entre 2,5 y 3,8 millones de dólares).
El piano sobrevivió a varias mudanzas, ocupó el lugar más prominente de su mansión y fue el corazón de la historia musical y personal de Mercury desde 1975 hasta su muerte, dijeron los subastadores el jueves.
“De todos los objetos que tenía, este es el que más significaba para él”, dijo Heaton.
Muchos de los objetos más destacados transmiten el amor de Mercury por el teatro y el espectáculo. Están sus deslumbrantes trajes ceñidos con lentejuelas, chaquetas de cuero y la lujosa capa y corona rojas que usó en la última presentación de Queen en 1986, así como su colección de kimonos de seda japoneses.
Otros artículos son más personales e íntimos, incluido un libro escolar con el nombre del cantante, Fred Bulsara, que data de la década de 1960 cuando acababa de llegar al Reino Unido con su familia de Zanzíbar.
Los visitantes podrán estudiar planos detallados de distribución de mesas y los menús de las cenas de Mercury, así como las invitaciones escritas a mano para sus famosas fiestas de cumpleaños, incluida una fechada en 1977 que instruía a los invitados “¡Vístete para matar!”.
También está a la venta la colección de arte de Mercury, con obras de Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marc Chagall, así como sus muebles antiguos eclécticos y numerosas figuras de gatos.
“Me gusta estar rodeado de cosas espléndidas. Quiero llevar una vida victoriana, rodeado de un desorden exquisito”, escribió Mercury, según lo citó Thomas Williams, especialista en muebles y artes decorativas de Sotheby’s.
Los cientos de artículos han convertido el elegante edificio de la casa de subastas en el centro de Londres en un santuario dedicado a Mercury, con las 15 galerías llenas de su historia.
Es la primera vez que Sotheby’s abre todo el espacio de su galería al público, dijo Williams, y agregó que es quizás su “venta más democrática”, con objetos como los palillos para comer y el kit de costura de Mercury a partir de menos de 100 libras (125 dólares) cada uno.
La exposición “Freddie Mercury: A World of His Own”, de entrada libre, se inaugura el viernes y se extenderá hasta el 5 de septiembre. Luego, los artículos se venderán en una serie de subastas a finales de ese mes.
Sotheby’s espera que los compradores incluyan instituciones como museos, así como miembros de la base mundial de fans de Mercury.
Cuando se le preguntó si los objetos raros se pueden exhibir mejor en un museo, en lugar de venderlos individualmente por lotes, Williams dijo que Mercury “no quería un museo sobrecargado”.