Francisco Fernández Clamont dejó mucho que desear. El sistema de salud mexiquense está – literalmente – cayéndose; sin medicinas, sin médicos, sin enfermeras y con millonarias deudas.
El sistema de salud del Estado de México, enfrenta una severa crisis, la cual se generó hace varios años, pero que encontró su punto culminante con la llegada de Francisco Fernández Clamont como secretario de Salud.
A este personaje le tocará entregar un instituto de salud agonizante y con un catastrófico déficit. Los hechos hablan más que las estadísticas que suelen presentar los políticos: en el Estado de México pululan los hospitales inconclusos, persiste el desabasto de medicamentos, la vacunación contra covid-19 y otros padecimientos ha sido deficiente; el acceso a servicios de salud cada vez se complica más y ni qué decir de las acciones para la atención al cáncer infantil y prevención del embarazo adolescente.
Francisco Fernández Clamont dejó mucho que desear. El sistema de salud mexiquense está – literalmente – cayéndose, sin medicinas, sin médicos, sin enfermeras y millonarias deudas.
Sobre este personaje hay señalamientos muy concretos, como los millonarios contratos que se les otorgaron a un grupo selecto de amigos por décadas y que en días recientes fue expuesto ante el presidente Andrés Manuel López Obrador como “el cártel de la sangre”.
Por si ello no bastara, se calcula que hay más de 3 mil aviadores que están en la nómina del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), quienes están al servicio de altos funcionarios y ex políticos de la entidad mexiquense.
Si bien se afirma que el problema del sector salud se arrastra desde hace años y se evidenció tras la salida del gobernador Eruviel Ávila Villegas, quien dejó al sector en bancarrota, con deudas exorbitantes, hospitales inacabados, con hipotecas y sin medicamentos, también es cierto que Fernández Clamont jamás supo qué hacer con la encomienda que tenía, y que no era otra que ofrecer a los mexiquenses un servicio médico de calidad, oferta que a la fecha no se ha cumplido.
Y mientras ya empacó sus maletas, Fernández Clamont deja a cerca de 3 millones de mexiquenses sin acceso a los servicios de salud.
Hay que mencionar que, tras la crisis de salud ocasionada en 2019 por la pandemia de Covid, el sistema de salud mexiquense enfrentó uno de los momentos más complicados, pues se puso de manifiesto la falta de infraestructura, equipamiento y personal médico.
El panorama no resulta alentador para la gobernadora electa, Delfina Gómez Álvarez, quien deberá remar “contra corriente” para dar servicio de salud de primer nivel a los mexiquenses y, dentro de ello, se espera que se realicen una serie de auditorías para que se proceda en contra de quienes se dedicaron a hacer negocios con la salud de los habitantes.