SIN MARGEN ALGUNO

Por Luis Pinal Da Silva

México se encuentra en una condición singular, ya que mientras en el concierto internacional se advierten fuertes riesgos por el empecinamiento del presidente saliente de imponer sus ideas a la presidenta entrante, entre el pueblo pareciera que ello no existe.

De hecho, hay que observar que el siguiente gobierno va a tener menos margen económico-financiero para llevar a cabo sus planes, porque el gobierno lopezobradorista no le va a dejar la estabilidad macroeconómica que otros presidentes de este siglo sí heredaron a su sucesor.

En este escenario, resulta impensable que Claudia Sheinbaum llegue a señalar a su antecesor y endosarle la culpa por el problemón que tendrá que sortear o que, mejor dicho, deberemos sortear los mexicanos.

Ante este panorama ominoso, con seguridad lo que se hará será mantener la descalificación hacia la “herencia del neoliberalismo”, y asegurar que el problema de la inseguridad, del retraso educativo y de la carencia en materia de salud, lo dejaron los de antes, los del PRIAN, que eso pega muy bien entre esa crédula clientela política de la que ya vimos sus capacidades como votantes.

Incluso se podría asegurar que el nivel de credulidad de la feligresía del lopezobradorismo alcanzaría para que creyeran que las dificultades económicas que podrían venir son culpa de Felipe Calderón o de Salinas de Gortari, pero no de López.

Sin embargo, los que arriesgan el capital, tendrán muy clara la cadena de responsabilidades, puesto que ellos sí saben que si algo heredaron los gobiernos panistas y priistas fue estabilidad macroeconómica, no así el lopezobradorismo.

Andrés López fue quien rompió la regla y su herencia serán niveles de déficit fiscal no vistos en lo que va del siglo y un nivel de endeudamiento que ya superó el 50% del Producto Interno Bruto.

Hay un pero. La futura mandataria decidió dejar en el puesto de secretario de Hacienda, para reparar los estragos fiscales, justamente a quien operó el desorden que mandó hacer López, en el entendido de que sabría cómo hacerlo, pero lo que se espera será cosmético.

La siguiente administración no podrá usar el argumento, por lo pronto el próximo año cuando la población sienta en carne propia lo que implica una política fiscal restrictiva, de que todo es responsabilidad de la pasada administración y del ex presidente López.

Si ya se veía el 2025 como un año complejo por la corrección fiscal que viene, con todo lo que ha provocado el tabasqueño en estos últimos días, se antoja más difícil aún.

El costo de la desconfianza estará presente durante estos largos días que faltan para que López entregue la banda presidencial y hasta que la siguiente mandataria se siente en la silla y demuestre que las decisiones que tome son suyas y son apegadas al sentido común que estuvo ausente seis años.

Aun en el escenario planteado de la continuidad, el siguiente gobierno querrá tener estabilidad macroeconómica y social para llevar a cabo esos planes y la batería de cambios constitucionales de López no anticipan que pueda mantenerse la calma financiera.

No debemos perder de vista que uno de los recursos políticos que más ayuda a un gobierno a tomar decisiones fiscales complicadas, es responsabilizar al gobierno anterior de los errores que se tienen que corregir, pero indudablemente ello no ocurrirá ahora y, como lo ha hecho López a lo largo de su mandato, la culpa fue de Calderón.