Invitan a disfrutar de la oferta cultural de los pueblos con encanto en Edoméx

Entre las recomendaciones el gobierno del Edoméx menciona al Centro Ceremonial Mazahua, el Acueducto del Padre Tembleque y el Centro Ceremonial Otomí.

La Secretaría de Cultura y Turismo realizó una atenta invitación a recorrer la riqueza cultural con la que cuentan los Pueblos con Encanto del Estado de México.

En Acolman está el Museo Virreinal, alojado en la Parroquia y exconvento de San Miguel de Hipona, construido en 1539, en el que las y los visitantes pueden recorrer y admirar el portal de peregrinos, la portería, la cocina, el refectorio, el anterrefectorio y los claustros mayor y menor además de la cruz atrial de cantera labrada conforme al estilo tequitqui.

Amecameca cuenta con el Santuario del Señor del Sacromonte, construido sobre ruinas piramidales prehispánicas, donde se encontraba un teocalli y un adoratorio dedicado a Tezcatlipoca.

El cerro donde se encuentra la iglesia sirve como un mirador natural desde el que se observa el Pueblo con Encanto de Amecameca y una buena vista a los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, ideal para capturar fotografías. Este sitio se ubica en el centro del municipio, al sureste de la Plaza Principal y a las espaldas del Palacio Municipal.

Zanbatha, Museo del Valle de la Luna, se localiza en el Pueblo con Encanto de Lerma; en este sitio se realizan exposiciones permanentes y temporales de pintura, escultura, piezas arqueológicas, entre otras. El museo posee y exhibe una colección de fotografías antiguas del Municipio de Lerma, así como algunos huesos de mamut.

Los municipios de Axapusco, Nopaltepec y Otumba comparten el Acueducto del Padre Tembleque, nombrado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

San Felipe del Progreso alberga el emblemático Centro Ceremonial Mazahua, espacio rodeado de pinos, ocotes y encinos que permite a las y los visitantes tener un encuentro con la naturaleza que fusiona con el misticismo mazahua.

En Temoaya se encuentra el Centro Ceremonial Otomí, un espacio entre la naturaleza, el origen y la riqueza cultural del Estado de México, construido en 1980 para conservar y promover la cultura otomí.

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