LA PROBLEMÁTICA DEL AGUA

Por Ernestina Melgarejo Retana

Este miércoles, de acuerdo a los pronósticos de los expertos en la materia, será el Día Cero; es decir, la fecha en que las presas que dotan de agua al Sistema Cutzamala estarán en niveles críticos, debido a la sequía.

Pero más allá de culpar de ello a la sequía, al cambio climático o a la llegada del hombre de la Luna, la responsabilidad, la gran responsabilidad, es de quienes debieran de estar atentos a lo que pasa en materia hidráulica.

Sí, las autoridades, aquellas que devengan grandes sueldos y toman agua con solamente chaquear los dedos. Ellos son los principales responsables, puesto que no llevaron a cabo las acciones correspondientes para evitar que hubiéramos llegado a estos extremos.

El fin de semana la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció un nuevo recorte -el cuarto desde noviembre pasado- del suministro de agua, que pasó de ocho metros cúbicos por segundo, a sólo seis metros cúbicos, lo que afecta a 12 alcaldías de la capital del país y a 17 municipios del Estado de México, pues los niveles de los embalses se encuentran a tan sólo 26 por ciento de su capacidad, cuando deberíamos estar a 58 por ciento.

La razón principal de que no haya suficiente agua, si bien es por la falta de lluvias, fenómeno que comenzó desde 2023, año que es considerado como el más seco de las últimas cuatro décadas, lo es más por otros factores que han contribuido a estos bajos niveles, como los desvíos ilegales de los cauces hacia ranchos particulares o conjuntos habitacionales que cuentan con lagos propios.

Pero también, y este es un tema de suma importancia, es la presencia del crimen organizado, sobre todo en la parte alta de la zona – ya en territorio de Michoacán – donde estos grupos delincuenciales realizan tala ilegal, cobran derecho de piso para liberar el líquido, pero además tienen tomas irregulares para riego, lo cual, sumado a la falta de inversión en el sistema hidráulico, da como resultado la ecuación perfecta para que hayamos llegado a este desastre.

Quizá este miércoles no se acabe el agua, pero lo que sí es cierto, es que tampoco se acabará la cara dura de quienes, desde el confort de sus escritorios, se dedican a dictar políticas que no sirven y que, por el contrario, agudizan el problema.