Por Maribel Ramírez Coronel
Los directivos de compañías farmacéuticas están convencidos de ello, de que la innovación generada para atender la salud de la humanidad no tiene sentido alguno si no logra llegar a quienes la necesitan, a los pacientes.
¿Pero cómo va a llegar y ser accesible si los tratamientos de última generación surgen a precios demasiado elevados? En los últimos años la industria farmacéutica ha lanzado medicamentos que cuestan miles de dólares al mes y que implican, ya no digamos la cura, sino apenas una ligera ganancia de sobrevida para ciertos tipos de cáncer, por ejemplo.
Al respecto a Thomas Cueni, director general de la Asociaciòn Internacional de Productores y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA), reconoce que es hoy el gran desafío de este sector; que el tema se viene abordando desde hace tiempo en las reuniones con Naciones Unidas (ONU) y que ha sido una discusión recurrente ahora con la pandemia, de ahí por ejemplo el esfuerzo de la iniciativa Covax para un reparto más equitativo y accesible de las vacunas anticovid a todo el mundo.
En el marco de la Semana de Innovación que organiza anualmente la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), Cueni nos comenta que entre la industria farmacéutica de innovación hay cada vez mayor disposiciòn de explorar avenidas nuevas para el acceso; una de ellas es la opción de pago en función de resultados, lo que de conseguirse podría tener un impacto positivo en la salud, y no sólo por el tratamiento, sino por un abordaje integral de las enfermedades.
La experiencia de la pandemia, nos dice, hizo ver la aportación de la industria de innovación farmacéutica porque fue del sector privado de donde surgieron tanto las vacunas como los tratamientos con los que se sigue atendiendo el Covid19, y hay que reconocer la importancia de tener un sistema de innovación fuerte. Debido a la pandemia se perdieron más de 6 millones de vidas a nivel mundial. Y en cuanto a las pérdidas económicas fueron más de 13 trillones de dólares, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los directivos de compañías farmacéuticas están convencidos de ello, de que la innovación generada para atender la salud de la humanidad no tiene sentido alguno si no logra llegar a quienes la necesitan, a los pacientes.
¿Pero cómo va a llegar y ser accesible si los tratamientos de última generación surgen a precios demasiado elevados? En los últimos años la industria farmacéutica ha lanzado medicamentos que cuestan miles de dólares al mes y que implican, ya no digamos la cura, sino apenas una ligera ganancia de sobrevida para ciertos tipos de cáncer, por ejemplo.
Al respecto a Thomas Cueni, director general de la Asociaciòn Internacional de Productores y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA), reconoce que es hoy el gran desafío de este sector; que el tema se viene abordando desde hace tiempo en las reuniones con Naciones Unidas (ONU) y que ha sido una discusión recurrente ahora con la pandemia, de ahí por ejemplo el esfuerzo de la iniciativa Covax para un reparto más equitativo y accesible de las vacunas anticovid a todo el mundo.
En el marco de la Semana de Innovación que organiza anualmente la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), Cueni nos comenta que entre la industria farmacéutica de innovación hay cada vez mayor disposiciòn de explorar avenidas nuevas para el acceso; una de ellas es la opción de pago en función de resultados, lo que de conseguirse podría tener un impacto positivo en la salud, y no sólo por el tratamiento, sino por un abordaje integral de las enfermedades.
La experiencia de la pandemia, nos dice, hizo ver la aportación de la industria de innovación farmacéutica porque fue del sector privado de donde surgieron tanto las vacunas como los tratamientos con los que se sigue atendiendo el Covid19, y hay que reconocer la importancia de tener un sistema de innovación fuerte. Debido a la pandemia se perdieron más de 6 millones de vidas a nivel mundial. Y en cuanto a las pérdidas económicas fueron más de 13 trillones de dólares, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).