Una vez más, el sufrimiento prendió al Real Madrid cuando más lo necesitaban y prácticamente definió la eliminatoria, que deberá pagarse en cuatro semanas dentro del Santiago Bernabéu.
Desde el año pasado el Real Madrid adoptó el sufrimiento como una forma de vida en la Champions League, pues nada como cambiar algunos momentos de tensión por un triunfo épico. Justo como fue la victoria de hoy por 2-5 ante el Liverpool en la ida de los octavos de final.
Como un vehículo viejo, los españoles arrancaron en la tercera velocidad sobre el césped de Anfield. La posesión y la intensidad provinieron exclusivamente de los locales que rápidamente soltaron el primer golpe sobre la mesa, con un espectacular gol de tacón del uruguayo Darwin Núñez.
Pero un solo cachetadón no era suficiente sufrimiento para que el Real Madrid reaccionara. Esa cuestión pareció escucharla el Courtois que, de manera descuidada, se equivocó en la salida y regaló el segundo para los locales con autoría de Mohamed Salah.
Listo, dos golpes al orgullo fueron suficientes para que el espíritu de las remontadas que poseyó a los Merengues el año pasado regresara en el mejor momento.
Vinicius entendió que el Madrid debía hacer la épica una vez más, y que él tenía que ser el impulsor de la misma.
El brasileño recibió en el área y de media vuelta definió al poste más lejano de Alisson y cuando parecía que Liverpool devolvería la cachetada, el guardameta compañero del madridista en la selección carioca, le rebotó el balón para la igualada.
La igualada era poco castigo por esos primeros 14 minutos del Liverpool. En el segundo tiempo Éder Militao empató de cabeza en una jugada que se ve más en la NBA que en la Champions League y luego llegó el show del Balón de Oro, Karim Benzema.
El delantero, con una agilidad de un adolecente y no de sus 35 años, se conectó con Rodrygo para marcar el cuarto, pero decidió que aún no era suficiente y a los 67’ cerró el marcador con un baile en el área, dejando defensores regados junto con su portero que no pudo hacer nada para evitar la humillación en casa.
Una vez más, el sufrimiento prendió al Real Madrid cuando más lo necesitaban y prácticamente definió la eliminatoria, que deberá pagarse en cuatro semanas dentro del Santiago Bernabéu.