EL SILENCIO REPUBLICANO SOBRE EL MAYO ZAMBADA Y EL CHAPITO GUZMÁN

Por Armando Guzmán

Hoy parece curioso que después de 20 días de noticias constantes sobre la detención de dos de las figuras principales del narcotráfico mexicano, en las campañas políticas de los congresistas republicanos de Estados Unidos, no se diga nada relacionado con la captura del Mayo Zambada y del Chapito Junior.

Hace menos de un año, de lo único que los congresistas republicanos hablaban era de enviar tropas a México para eliminar a los carteles.

A pesar de las protestas del distrito judicial oeste de Texas, El Mayo Zambada está siendo llevado a Nueva York para ser juzgado en los tribunales del Distrito Este, que es uno de los más estrictos del país. El Departamento de Justicia encontró demasiado arriesgado dejar al Mayo en la ciudad de El Paso por su ubicación en la frontera mexicana.

Hoy el manejo logístico y político de un detenido mexicano de tan alto perfil requiere, y seguirá requiriendo durante meses, de enormes cuidados y precauciones. Es crucial garantizar la detención segura de Zambada y sortear las complejidades legales y diplomáticas, porque cualquier paso en falso en este proceso podría tener ramificaciones negativas para la posición interna e internacional de Estados Unidos y de México.

Este episodio tiene que resultar en la reevaluación de la política y estrategia sobre drogas sobre todo cuando los dos países están a punto de instalar nuevos gobiernos nacionales.

Las nuevas presidentas, si le toca a Kamala Harris en Estados Unidos, tendrán que avanzar enfoques más integrales para desmantelar los cárteles de la droga más allá de los arrestos individuales.

Si se trata de Donald Trump, las complejidades serán mayores. El enfoque republicano al tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, lleva a medidas más drásticas con acentos en combatir con la fuerza militar a los narcos, especialmente los mexicanos.

Así que seguramente, una vez terminadas las campañas políticas en Estados Unidos, particularmente las del congreso, los juicios separados del Mayo y de Joaquín Guzmán López seguro generarán debates sobre la efectividad de las actuales estrategias de lucha contra las drogas.

Por impensable que parezca, a medida que avancen los procesos legales contra el Mayo y contra Guzmán Jr., existe una posibilidad razonable de que escuchemos acusaciones directas contra funcionarios mexicanos. El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, negó ya haber tenido tratos o amistad con el Mayo Zambada, El gobernador dice que el día en que Joaquín Guzmán López secuestró al fundador del Cártel de Sinaloa, él ni siquiera estaba en su estado, sino en los Ángeles California.

Muchos políticos estadounidenses, simplemente, creen que México no es un aliado contra las drogas

Hay varias propuestas igual de vagas acerca de usar fuerza militar contra los carteles.

En el Congreso, los senadores Lindsey Graham (R-SC) y John Kennedy (R-LA) propusieron designar a nueve cárteles como grupos terroristas extranjeros.

Piense usted lo que quiera sobre estas propuestas, pero quédese con esto, que si es muy serio. Hoy, en agosto del 2024, no existen restricciones en la legislación actual, que impida que el presidente use “toda la fuerza necesaria y apropiada” contra objetivos de los cárteles, permitiendo específicamente su uso contra “naciones extranjeras” que se considere que “han traficado con fentanilo” a Estados Unidos.

Escuchando a todas las voces hoy parece verdad que Joaquín Guzmán López se entregó a las autoridades de Estados Unidos. Si lo hizo para quitarse la presión creciente con la que vivía, es natural esperar que, en este preciso instante, el Chapito esté cantando como canario. La única forma en la que la justicia estadounidense puede transar con él, es si Guzmán López cuenta todo lo que sabe y todo lo que recuerda acerca del Cartel de Sinaloa, de sus líderes, de sus operaciones, de sus asociados, de los otros carteles y de quienes los han protegido.

A diferencia de lo que aprenderemos durante el juicio abierto del Mayo en los tribunales del Distrito Este de Nueva York, lo que Guzmán Junior cuente se quedará en la discreción de sus interrogadores, y en los secretos que Estados Unidos guarda sobre el narcotráfico mexicano.

Por lo que se sabe en Estados Unidos, hoy, el Mayo, ex fundador del Cártel de Sinaloa con el Chapo Guzmán, parece ser el enemigo principal de los Chapitos. Recuerde usted que la DEA penetró a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación con agentes encubiertos. El gobierno en Washington ha conocido a fondo ya por un par de años de las fuertes fricciones familiares de los chapitos con su tío, El Guano Aureliano Guzmán Loera, por el control del territorio del narcotráfico en Sinaloa.

En México todos recuerdan que Estados Unidos ha empujado a México a adoptar “soluciones” que han provocado violencia, bombardeos, secuestros, asesinatos y grandes perturbaciones en la economía y la sociedad civil mexicanas.

Si Trump y los republicanos capturan el poder político, esté usted seguro que las promesas de bombardear e invadir México tendrán que cesar o tendrán que concretarse. Por eso el silencio republicano sobre las capturas del Mayo Zambada y del hijo mayor del Chapo Guzmán no son algo que debamos ni que podamos ignorar.