Por Luis Pinal Da Silva
Han pasado varios meses en los cuales los mexicanos hemos tenido un esbozo de cuáles son los temas que manejan Claudia Sheinbaum Pardo, precandidata de Morena, PT y Partido Verde; y Xóchitl Gálvez Ruíz, precandidata del PAN, PRI y PRD.
Meses en los cuales hemos escuchado hasta el cansancio que la candidata del partido en el gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, solamente ha hecho el compromiso de continuar con la Cuarta Transformación.
Dicho en forma simple, lo que ofrece es mantener la misma política que el actual gobierno, esa que tiene al país sumido en la violencia, sin medicinas, sin crecimiento económico, sin políticas públicas para las mujeres violentadas y sin estancias infantiles.
En contraparte la candidata opositora, Xóchitl Gálvez Ruíz, ha señalado que cambiará la política de abrazos hacia los delincuentes, regresará las estancias infantiles, además de mantener los programas sociales dará atención dental a los adultos mayores, impulsará la inversión a través del nearshoring, entre otros temas.
Evidentemente de quien todavía no tenemos una idea de las propuestas que hará, es el recién nombrado precandidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, cuyos esfuerzos los ha centrado en agredir a través de las redes sociales al PRI, el mismo partido en el que inició su carrera política.
Bueno, el caso es que desde Morena insisten en que su candidata ganará la elección de junio con una amplia ventaja frente a su principal contrincante de la oposición; son estadísticas que ellos presentan y, ante el desprestigio de las casas encuestadoras – vendidas al mejor postor – es más que imposible aceptar las cifras.
Y cabría preguntar si la candidata del partido en el poder va tan bien como dicen, ¿por qué desde Palacio Nacional han comenzado a preparar el camino para controlar los órganos que van a organizar y calificar la elección del próximo 2 de junio?
Si va tan bien como dicen, porqué el Presidente presentará reformas constitucionales que sabe perfectamente que no pasarán, pero servirán como promesas electorales.
Las campañas iniciarán, de manera oficial, el próximo 1 de marzo, pero el 5 de febrero Andrés Manuel López Obrador enviará al Congreso de la Unión al menos diversas iniciativas que lo único que generarán será ruido electoral, porque difícilmente serán aprobadas por el Congreso en los dos meses que tiene el período ordinario.
Si va tan bien la candidata oficial, por qué el presidente, Andrés Manuel López Obrador necesita enviar, ocho meses antes de que concluya su gobierno, iniciativas para aumentar el salario mínimo, reformas a las pensiones, al Poder Judicial y en materia electoral.
Será que en Palacio Nacional tienen otros datos y saben que su candidata, Claudia Sheinbaum Pardo necesita algo de ayuda para lograr entusiasmar a los mexicanos, porque con su figura y su forma de expresarse, no logra encender ni un cerrillo.