UNA APUESTA PERDIDA

Por Helga Kauffman

El proceso electoral de 2024 ya se encuentra en marcha entre dos candidatas. Y si bien se considera que es una disputa en pos del poder, lo cierto es que el ambiente que se tiene es hostil y con un partido que, desde el Gobierno, apuesta por el totalitarismo.

Evidentemente en la ecuación el que perderá será la población.

En este ambiente polarizado y de extremos, ¿qué es y por qué es importante el centro político?

Es el reto político y ciudadano más importante de cara a 2024 pero, ¿qué significa? Es mesura, contención, certeza, inclusión y esperanza. Pero sobre todo es libertad.

La historia nos enseña que el totalitarismo es hijo del engaño y la desilusión que causan los políticos incapaces de generar desarrollo con justicia.

Esta indignación ya no sólo les incumbe a las personas en condición de pobreza; las clases medias y un número significativo de ciudadanos de alto ingreso votan hoy por opciones antisistema. Optan por los extremos y las ideologías excluyentes. Pasamos de los adversarios a los enemigos.

En México, la polarización está llegando a niveles de muy alto riesgo, desde el Gobierno se ha apostado por una división interna que puede terminar en una crisis social sin precedentes, pero también es cierto que en la oposición hay que poner en orden a algunos extremistas internos, donde su única oferta a los electores es la desaparición de Andrés Manuel López, pero carecen de una propuesta para el futuro.

Es hora de hacer una pausa y entender que tal vez, aniquilar al enemigo, llámense Morena o Frente Amplio por México, podría ser nuestra propia derrota. ¿De verdad ya no hay punto de retorno y es sólo ellos o nosotros? O peor aún, ¿nosotros o la nada?

 ¿Cómo le pensamos explicar a nuestros hijos que ganándole al supuesto enemigo perdimos a México? En la guerra somos tú o yo, en la democracia somos tú y yo. Allí radica la importancia del centro político, necesitamos ese espacio donde todos cabemos y esto no significa que tengamos que pensar igual. Significa que a pesar de que pensemos diferente, nadie sea excluido.

¿Por qué insistir en que vamos en camino a ser otra Venezuela o que deberíamos de ser como Cuba? Como en muchas ocasiones en nuestra historia reciente, la solución no vendrá ni de este Gobierno ni de los partidos políticos (Morena o FAM) la solución estará en los ciudadanos que están despertando a una nueva realidad.

Conocemos las diferencias ideológicas de los partidos políticos hasta el aburrimiento, lo que queremos saber es si son capaces de mostrarnos en qué coinciden. Talento no falta, lo que sobra es miedo. Hay que decirlo con claridad: este régimen ha hecho del miedo un arma de conducción inaceptable. A nadie le conviene lo que viene

Se inicia un ciclo electoral definitorio que culmina en 2024, donde lo importante no son ni los partidos políticos ni sus candidatos, somos los ciudadanos. De nosotros depende no aplaudir el discurso incendiario y sin propuesta. Tenemos que aprender a elegir bien. El que ha sido ladrón, gobernará como ladrón.

Lo más rescatable del Frente Amplio por México en su proceso interno fue no exhibir sus diferencias y que al mostrarse coincidentes, al menos por ahora, tienen una oportunidad real en la campaña presidencial. Morena tiene que aprender a vivir sin AMLO o terminarán hechos pedazos.

Ojalá un día el partido guinda y el Frente Amplio por México sean capaces de mostrarnos que pueden amar más a México de lo que se odian entre ellos. Que se enteren, en este proceso electoral, los ciudadanos estaremos presentes de una forma muy diferente a lo que estamos tan mal acostumbrados. Hay que recuperar el centro político.