DE CRISIS A LA INGOBERNABILIDAD

Por Luis Pinal Da Silva

Cuando se asegura que en México se está transitando hacia nuevos estadios, donde la corrupción y el engaño se están erradicando, entramos a una utopía, a algo que no es cierto aunque se repita hasta el cansancio.

Por ello no deja de ser una pena que las instituciones que deben garantizar la certeza de las próximas elecciones, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral, enfrenten crisis internas.

Pero hay que advertir que ello no se generó por causas extrañas, sino por la parcialidad de algunos de sus integrantes cuando la prenda más estimada de ambas instituciones era la imparcialidad de sus miembros.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el organismo encargado de calificar y validar la elección presidencial, acaba de pasar por la tormenta de la destitución de su presidente, Reyes Rodríguez Mondragón, para ser sustituido por la magistrada Mónica Soto, a quien se atribuye cercanía con el lopezobradorismo.

Las razones de la destitución de Rodríguez siguen siendo poco claras, pero algo de mucho peso debió haber ocurrido en los pasillos del Tribunal para que el presidente dejará el cargo ante la amenaza del grupo que lo destituyó de publicar cuáles fueron las razones de la “pérdida de confianza’’ en su gestión.

En el INE, la división entre los consejeros electorales se hizo evidente en la sesión del viernes pasado, cuando seis de 11 exigieron a la presidenta del organismo, Guadalupe Taddei, el cumplimiento de un acuerdo para que se nombrara a los funcionarios del Instituto en las vacantes ocupadas por “encargados de despacho’’.

El tema es que Taddei se había pasado el tiempo pateando el bote, sin designar a los funcionarios responsables de áreas vitales para el buen funcionamiento del INE.

En este momento, no hay titulares (solo encargados de despacho) de la Secretaría Ejecutiva, es decir, de la oficina que se encarga de la organización y supervisión del proceso electoral en todas sus etapas.

Tampoco hay titulares de las direcciones ejecutivas de Prerrogativas y Partidos Políticos, Administración, Capacitación Electoral y Educación Cívica, así como de la Coordinación de Comunicación Social.

No hay titulares de las Unidades Técnicas de Fiscalización, Transparencia y Protección de Datos Personales, Contencioso Electoral ni de la Dirección Jurídica.

Para ponerlo en términos futbolísticos, el INE operaba con el equipo de reservas y no con los titulares.

Esto se debe en buena medida porque Taddei no ha podido establecer una relación de diálogo con todos los consejeros electorales; la mayoría ha rechazado a dos candidatos propuestos para ocupar la Secretaría Ejecutiva, por considerar que no están a la altura del encargo.

Se supone que Taddei enviaría los nombres de los 10 propuestos para los cargos, ahora responsabilidad de “encargadurías’’, y los consejeros tendrían un mes para analizar sus perfiles.

Un mes parece mucho tiempo desperdiciado para seleccionar a los titulares, sobre todo si no fueron formados en el ámbito electoral pues la curva de aprendizaje tendría que ser bastante breve, ya que las elecciones más grandes de la historia nacional están a poco más de 6 meses.

Que el árbitro del partido no esté en condiciones óptimas de impartir justicia no deja de ser preocupante y más cuando las incapacidades son resultado de sus afectos partidistas.

Quizá el problema empieza apenas y lo que está en el horizonte no sea otra cosa que la ingobernabilidad, algo que ningún mexicano desea.