La Conagua no ha servido para corregir los errores del pasado y ser un organismo eficiente para contrarrestar el problema de la sequía.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Ley de Aguas Nacionales (LAN) vigente, que se establecieron en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, no están en condiciones de responder a la crisis del líquido que hay en el país ni a la sequía que hoy afecta a tres cuartas partes del territorio nacional, porque están diseñadas para manejar el recurso como una mercancía. El organismo no mide la cantidad del fluido disponible y aun así entrega en concesión acuíferos sobreexplotados, las cuales pasaron de 2 mil en 1992 a 514 mil en 2020, indican expertos.
En la Conagua permanecieron en la actual administración funcionarios favorables a los intereses corporativos que bloquearon los cambios estructurales necesarios en temas como el acceso a la información, la transparencia en el sistema de concesiones y la mejora regulatoria, así como los procesos de democratización que se esperaban, indica el apartado, coordinado por Omar Arellano, Agua: oportunidades para una reforma estructural transformadora de la Agenda socio ambiental 2024.
Es grave tener las aguas de la nación a cargo de una institución que no está diseñada para corregir los errores del pasado, el sobre concesionamiento, el acaparamiento, el despojo y la contaminación.
La Conagua se ha dedicado al negocio en todos los niveles. No hay inspectores, no hay presupuesto, ni personal, el área jurídica pierde todos los casos, las inercias son muy grandes e intentar defender el patrimonio hídrico del país es imposible. Se repartieron concesiones antes de hacer estudios de disponibilidad.
Las aguas subterráneas y superficiales están sobre concesionadas, y bajo la LAN los derechos de agua repartidos, se tratan como propiedad. Además, con un marco regulatorio deficiente, normas ambientales laxas, así como la falta de inspección en las concesiones de descarga, y, sin una política clara para el saneamiento y restauración eco hidrológica en las zonas más afectadas por la contaminación industrial, los cuerpos de agua superficiales, como ríos, arroyos, canales y embalses, se encuentran contaminados, causando graves problemas en la salud humana, señala Arellano.
Hubo intentos del presidente Andrés Manuel López Obrador para limpiar la Conagua, pero fueron infructuosos, indica el reporte ya mencionado. Al comienzo del sexenio al frente del organismo estuvo Blanca Jiménez y como subdirectores generales funcionarios que provenían de sexenios anteriores, pero en septiembre de 2020, el mandatario federal anunció en la conferencia matutina que habría limpieza en el organismo. Horas después los seis subdirectores presentaron su renuncia.
De ese modo, los funcionarios designados por el Presidente fueron dejando sus cargos. A finales de octubre de 2022, la subdirectora general de administración del agua de la Conagua, Elena Burns, quien había advertido de presiones de grandes intereses para la entrega de concesiones, incluso en sitios donde no había disponibilidad de agua, fue destituida de su cargo por Martínez.