LOS ROUNDS DE SOMBRA

Por Luis Pinal Da Silva

Son muchas las críticas que ha recibido el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez y, para desgracia de los chairos, éstas se fincan en estereotipos, medias verdades y una visión chabacana de lo que será la contienda presidencial.

Y es que deben atender y entender que la campaña comienza en marzo, no estos rounds de sombra.

Y bien, quienes argumentan que esperaban un “equipo más ciudadanizado’’, deberían de proponer los nombres de sus candidatos ciudadanos y la experiencia que tienen o deben tener en la movilización de masas, en el activismo político, en la organización electoral.

Que se conozca, el Frente opositor sumó las propuestas ciudadanas a su programa de gobierno, pero ningún dirigente, de esos que reclaman posiciones en el Congreso, quiere ensuciarse los zapatos para pedir el voto ciudadano.

Lo que sigue en los próximos meses es una guerra electoral; no por el hecho de que en la acera de enfrente hayan sumado investigadores quiere decir que la lucha será limpia.

Xóchitl entendió que no puede responder a pedradas los misiles que le preparan y que buscarán destruirla ante la opinión pública.

Ni modo que su equipo de campaña fuera integrado solo por las Carmelitas Descalzas.

Y hay que ver que en el equipo de enfrente, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo, se quiere hacer creer que se cuenta con los mejores perfiles para ganar la contienda presidencial y, la verdad sea dicho, ello dista mucho de ser verdad.

Hay que entender que de nueva cuenta Morena trata de hacer creer que se tiene a los mejores, como en su momento lo hizo Andrés Manuel López Obrador y si bien hay personajes destacados, pueden correr la suerte de los que acompañaron al tabasqueño.

Muchos han sido despedidos; otros se fueron por razones extrañas y varios más se convirtieron en opositores al presidente.

Ahora bien, en el equipo de Sheinbaum hay personajes que ni son garantes de transparencia, ni de honradez ni nada que se le parezca.

Baste citar a Adán Augusto López o a Gerardo Fernández Noroña. El primero podrá ser todo lo educa o y preparado que se quiera, pero no deja de ser un patán (hay que recordar que gusta repartir codazos a diputadas de su propia corriente), mientras que del segundo ya se ha dicho casi todo, pero lo principal es que no se baña.

Así las cosas, los chairos deben de afinar su estrategia de descalificación, so pena de que los escupitajos que envíen les caigan en la cara.