Por Helga Kauffman
La alianza que forman el PRI con el PAN y el PRD, tienen representación en 65% de las 170,000 casillas que se instalarán el día de la elección y muchos pensarán que no hay ya poder de convocatoria.
Pero no, lo que pasa es que hay miedo; existe temor fundado de ser partícipe en las casillas, ya sea como representante de partido, como presidente de casilla y/o escrutador.
Son, de hecho, dos factores los que han impedido que, a estas alturas del proceso electoral, la coalición opositora no cumpla con el 100% de representantes.
Primero está el miedo a la delincuencia organizada y el segundo es el temor a represalias de los gobiernos municipales o estatales, porque así se las gastan, con amenazas e intimidaciones.
Es obvio pensar en dificultades de parte de la coalición opositora para encontrar a quienes los represente en las casillas de entidades como Tabasco, Chiapas, Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, algunos municipios de Sonora, Campeche y Veracruz y parte del Estado de México, sobre todo en la región sureña.
Dichos lugares están marcados en el mapa de riesgos electorales que presentó la semana pasada el coordinador de la campaña de Xóchitl Gálvez, el diputado Santiago Creel, y son los lugares en los cuales la delincuencia organizada tuvo una participación destacada en el proceso electoral del 2021.
Dicho en forma simple, los delincuentes intimidaron a candidatos opositores obligándolos a renunciar, a otros los mataron y también se observó el secuestro de los representantes de casillas opositores.
No hay que perder de vista que hace unas semanas se anunció que más de 200 candidatos, candidatas y representantes de casilla de la oposición renunciaron en masa en Zacatecas debido a las amenazas que habían recibido; sí, se trata de la entidad controlada por la familia de morenistas Monreal Ávila.
Y es de preocupar que ello se dé a menos de tres semanas de la elección, lo cual hace que la gente sienta temor, salvo las autoridades que pareciera le apuestan al apoyo de los delincuentes para buscar perpetuarse en el poder.
En el caso del temor a las represalias de los gobiernos locales o estatales, sobre todo en los estados del sur, los ciudadanos no han aceptado representar a la oposición en las casillas porque, a pesar de que se ha repetido hasta el cansancio que no lo pueden hacer, creen que efectivamente pueden perder los programas sociales; ese fue el miedo que les infundieron que dan migajas a un pueblo hambriento.
Algunos apoyos, de cualquier nivel de gobierno, han sido entregados a caciques locales para que ellos sean quienes los repartan, dependiendo de “la obediencia’’ de los ciudadanos.
La oposición tiene poco tiempo para lograr tener representación en el 100% de las casillas y, en caso de que no lo puedan lograr, sería tanto como empezar perdiendo una partida donde el Estado tiene mano.