Por Luis Contreras Méndez
Resulta increíble que a estas alturas de la historia mexicana ni el Gobierno federal ni el gobierno de Guerrero hayan advertido la peligrosidad del huracán Otis como para proveer refugios a habitantes locales y turistas.
Bien a bien, hasta este miércoles por la tarde, no se conocía el tamaño de la catástrofe.
Se hizo viral la fotografía de un viejo y famoso hotel destruido por el meteoro, los daños a un centro comercial que necesitará ser reconstruido, los daños sufridos por deslaves en la autopista del Sol.
Pero no se conocían, hasta este miércoles, los resultados del impacto de Otis en las colonias populares ni en los pueblos aledaños al puerto.
Son muchos los habitantes del llamado Acapulco viejo, o de las zonas de la montaña que aseguran que ninguna autoridad avisó sobre el riesgo del huracán, que pasó de ser, en unas horas, de tormenta tropical a huracán categoría 5.
Cerrados los accesos por tierra y aire, sin internet hasta pasado el mediodía de este miércoles, sin energía eléctrica en buena parte de la ciudad, resultó imposible acercarse a la realidad de la catástrofe.
Sin embargo, los flashes que se recuperaron por vía de las redes sociales permiten imaginar el tamaño del desastre.
Si ya de por sí Guerrero sufre la carencia de un gobierno fuerte, que ha permitido, por acción u omisión la proliferación de grupos de la delincuencia organizada que tienen sometida a la población de la buena parte del territorio estatal, Otis solo agravará la situación para los habitantes del estado.
Porque si bien el daño mayor se centró en el puerto, que es el municipio que aporta casi todo el PIB estatal, los recursos que se destinarán a la reconstrucción serán tomados de otros programas que descobijarán, en el mejor sentido de la palabra, a miles de guerrerenses que no la deben.
Y resulta paradójico que quienes se asumen como humanistas, de vanguardia, verdaderos amantes del pueblo, como la gobernadora (es un decir) Evelyn Salgado Pine y mucho menos la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, habían salido a medios a dar cuenta de la catástrofe.
Abelina escribió en la red X, un mensaje a las 19:44 horas de este miércoles que textualmente dice:
“Amigas, amigos, el Huracán Otis ha alcanzado la catastrófica categoría 4. Es momento de extremar precauciones y esperar su furioso embate. En breve, ofreceré una actualización de las acciones implementadas para evitar efectos devastadores en nuestra ciudad. Saldremos adelante. Cuento con ustedes’’.
Pero ya no hubo más.
Es para lo que alcanzó, ni hablar.
Este México mágico, de engaños y embusteros, está aprisionado en el ego de quienes llegaron al poder denostando a quienes los antecedieron e hicieron creer que ellos no son iguales.
Cierto, ya lo estamos viendo con claridad: no son iguales, son peores.