Con una frase, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, marcó el principio del fin de uno de los ciclos de mayor contrabando registrado en los últimos años: “la fiesta se acabó”.
Con la expresión, reconoció la existencia de un fenómeno de importación masiva de mercancía ingresada al país de manera ilegal.
Y al mismo tiempo, remarcó la disposición del gobierno para terminar de raíz, con el pernicioso negocio del contrabando y la piratería.
Es el inicio, y parece que no solo es discurso oficial de ocasión, de una guerra contra el mercado negro en México.
Más allá de la amenaza arancelaria trumpista por la presunta invasión de inversiones y comercio chino a México, Ebrard sostiene que se trata de la convicción del nuevo gobierno de garantizar el respeto a la propiedad industrial y proteger a la economía formal.
El contrabando y la piratería golpean a las industrias textil, calzado, juguetes y bisutería, entre otros.
La intención de la nueva administración es aumentar el contenido nacional en la producción para la exportación y en general, aumentar la producción nacional.
El planteamiento lo ha hecho el secretario de Economía a los distintos sectores productivos del país.
Y estos se han comprometido con el objetivo, pero también exigen que el gobierno cumpla con su tarea: impedir el contrabando y que se haga respetar la propiedad industrial.
De hecho, la misión Cero Tolerancia al Contrabando que inició recientemente con el allanamiento y la incautación de más de 100 mil productos ilegales, en el edificio de Izazaga 89, es el principio de acciones similares que se realizarán en todo el territorio, de acuerdo con lo que informó el propio funcionario.
Se hará de manera permanente, asegura, con la participación del Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Unidad de Inteligencia Financiera, la Procuraduría Fiscal, la Secretaría de Marina, la Agencia Aduanal, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, además de las autoridades locales
Lo que viene, es un proceso de investigación sobre las agencias aduanales, por las que se procesan miles y miles de millones de dólares.
Ese, admite Ebrard, es el fondo del tema. En México hay más o menos 872 agencias aduanales.
“Hay muchas que tienen una gran tradición y un gran nombre. No se puede hablar de todas las agencias, sería injusto. Pero también hay agencias que no lo están haciendo como es debido”, anota.
El gobierno federal investigará y encontrará la puerta por la que han entrado al país todas esas mercancías piratas y de contrabando.
Adicionalmente el gobierno mexicano tendrá que alinear con EU muchas medidas de tipo aduanal y arancelarias.
México tendrá que conversar con sus socios comerciales respecto a qué es lo que se quiere lograr, porque hay procesos que no se van a poder sustituir y otros sí.
De lo que se trata es de reducir las importaciones.
¿Por qué?, porque ahora se está transitando a nivel mundial de una doctrina que era la doctrina de la eficiencia global, a otra que es la doctrina de la sobrevivencia de las regiones, unas respecto a otras.
Es una especie de nueva era la que se está viviendo.
México es ya el principal exportador de Estados Unidos, pero también el principal importador. Ambos países ya están cruzando esa línea.
Ni a EU, ni a México ni a Canadá les conviene dividirse.
Tienen que pensar como región y tratar de fortalecer sus ventajas competitivas.
La postura de rechazo de México por parte de Canadá, explica el secretario de Economía, obedece a su circunstancia político-electoral.
Canadá no debe olvidar que México, ha sido un país que ha recibido inversiones muy grandes de ese país, en materia de minas. Han tenido muy buen trato en México, lo mismo están construyendo un gasoducto que va al sureste.
No conviene entrar en una confrontación con Canadá, dice.
Hasta ahí la percepción y declaraciones del funcionario.
Lo cierto es que la circunstancia internacional, está obligando al gobierno de Claudia Sheinbaum a registrar la importancia del fortalecimiento del Estado de Derecho.
A vigilar y hacer valer la propiedad industrial, frente a la demanda de los grandes consorcios comerciales internacionales, con marcas que están registrando daños por el contrabando y la piratería.
Y la necesidad de México, de procurar un mayor contenido nacional en la producción general y la exportación.
En esa medida, más vale que el nuevo gobierno se enfoque y aplique para erradicar o por lo menos minimizar, el contrabando y la piratería, en beneficio de la economía local, pero también en beneficio de sus relaciones comerciales. Al tiempo.