-Piden que se mantenga una relación de confianza y repleta de información entre padres e hijos en torno a la sexualidad.
El embarazo adolescente sigue siendo uno de los mayores retos de salud pública en México. Cada año, miles de jóvenes enfrentan las consecuencias físicas, emocionales, educativas y sociales de una maternidad y paternidad temprana, que en muchos casos limita su desarrollo y oportunidades de vida.
Los datos en México sobre embarazos en adolescentes durante este 2025 indican que la tasa de fecundidad en adolescentes (TEFA) es de más de mil nacimientos diarios.

En el Día Mundial de la Prevención del Embarazo en Adolescentes, recuerda la urgencia de atender esta problemática. De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en el país ocurren más de 1,000 nacimientos diarios de madres adolescentes.
Señalan que el embarazo no es responsabilidad exclusiva de las mujeres. Conversaciones tempranas sobre igualdad, respeto y corresponsabilidad son esenciales para que adolescentes de ambos sexos comprendan que el ejercicio de la sexualidad implica cuidar de sí mismos y de la persona con quien deciden compartirla.
Y es que hablar de embarazo adolescente en casa requiere más que una charla aislada: implica crear un espacio de escucha activa donde las y los hijos se sientan libres de hacer preguntas y expresar curiosidad sin miedo a ser juzgados.
La recomendación principal para las familias es acompañar las inquietudes y emociones que surgen en la vida cotidiana desde un lugar de respeto, no de imposición.

Señalaron que la prevención no se resuelve únicamente con métodos anticonceptivos; para ello se requiere una estrategia integral que contemple educación sexual desde la infancia, acceso a servicios de salud y un abordaje frontal contra la violencia sexual.
De acuerdo a la psicóloga y sexóloga clínica, María del Carmen Molina Villaseñor; los cuidadores deben hablar de sexualidad desde la niñez, con un lenguaje claro y adaptado a cada etapa. La educación sexual no es una plática aislada, sino un acompañamiento constante.
Subraya que la educación sexual no se reduce a hablar de relaciones sexuales: también implica enseñar el nombre correcto de las partes del cuerpo, promover la educación emocional, reconocer el consentimiento y brindar herramientas para prevenir el abuso.

Advierte que el silencio o la evasión, solo dejan a infancias y adolescencias expuestas a fuentes poco confiables, como la pornografía o las redes sociales, que distorsionan la forma en que perciben su sexualidad. Además, fenómenos digitales como el grooming, la presión de estereotipos de belleza o los discursos de odio en comunidades en línea, se han convertido en riesgos reales que requieren acompañamiento adulto.
El embarazo debe ser una elección dentro del proyecto de vida de cada persona, y existen maneras de prevenirlo. La prevención del embarazo adolescente no se limita al acceso a anticonceptivos: es indispensable hablar de consentimiento, seguridad, autocuidado y también de placer, porque reconocer la sexualidad como una experiencia disfrutable ayuda a construir vínculos sanos y a prevenir abusos.
Como sociedad no podemos ignorar que muchos embarazos adolescentes derivan de abusos sexuales, lo que hace urgente reforzar la educación sexual integral. Esto significa ofrecer información científica, actualizada y adaptada a la edad, pero también fomentar el libre ejercicio de la sexualidad en condiciones de igualdad, respeto y consentimiento.
Señalan que el embarazo adolescente no solo se previene en las clínicas o las escuelas, también se previene en el hogar. La responsabilidad como tutores recae en que la información que brindemos tenga un respaldo científico, actualizado y adecuado a la edad, las decisiones que ellos tomen al respecto, salen de nuestro control.

 
 
 
















