La investigadora realiza su estudio con un equipo de trabajo compuesto por estudiantes, académicos y académicas que buscan detectar qué sucede con el pez cebra en las condiciones actuales de una presa ubicada al noreste de Toluca.
Identificar los riesgos ambientales inducidos por contaminantes en efluentes, es decir, la presencia de sustancias tóxicas en una presa al noroeste de la capital mexiquense y su impacto ecológico es la actual investigación de María Dolores Hernández Navarro, investigadora y profesora de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), quien empleó un modelo biológico para detectar cómo los contaminantes afectan a la fauna del espacio.
El modelo de estudio utilizado por la académica universitaria fue mediante el pez cebra o Danio rerio, que es un organismo muy sensible a los cambios y contaminantes, por lo que es reconocido como un bioindicador. Ha sido empleado desde hace una década por la academia para enfocar sus investigaciones. El ovocito (célula germinal femenina) del pez funciona porque al ser transparente permite observar con precisión el crecimiento del embrión en su interior.
La investigadora, con formación en Ingeniería Bioquímica y más de 20 años de trayectoria en las áreas de ecotoxicología, farmacología y toxicología preclínica, realiza su estudio con un equipo de trabajo compuesto por estudiantes, académicos y académicas que buscan detectar qué sucede con el pez cebra en las condiciones actuales de la presa.
En el cuerpo de agua donde realiza el estudio se logró identificar que los efluentes, aquellos líquidos contaminados que entran en contacto con el agua de la presa, acarrean concentraciones muy bajas de químicos como fármacos y metales pesados, por ejemplo, el plomo, el hierro y aluminio.
“Se ha detectado que este impacto de contaminantes ha derivado en malformaciones y alteraciones del desarrollo embrionario o embrioletalidad. Finalmente, la riqueza que había de carpas y mojarras ha disminuido mucho. Es lo que se ha visto reflejado con la especie en la que estamos trabajando, que es el pez cebra”, precisó la investigadora.
María Dolores espera que en un futuro su investigación “Riesgo ambiental inducido por efluentes y su impacto ecológico” y el modelo pez cebra sea útil para los habitantes cercanos al cuerpo de agua que estudia actualmente. “Me encantaría saber qué está sucediendo en el organismo. Este no es un trabajo sencillo. No es solo coordinarnos con médicos, toxicólogos, ecotoxicólogos y ambientalistas. Es complementar un grupo, para poder lograr evaluar ese impacto y saber los puntos de regulación”, afirmó.
Al inicio de su desarrollo profesional -hace más de 25 años-, Hernández Navarro comenzó a trabajar en la industria privada como ingeniera bioquímica, donde enfrentó limitantes como no contar con oportunidades de crecimiento laboral al igual que los hombres y obtener puestos de supervisión o trabajo en planta.
María Dolores, experta en toxicología preclínica y ecotoxicología, al conocer su situación dentro de la industria, decidió continuar con su preparación y realizar estudios de Maestría y Doctorado, donde tuvo la oportunidad de unirse al cuerpo académico de “Ciencias Alimentarias y Ambientales” de la Facultad de Química de la UAEMéx.
Hernández Navarro afirma que está logrando sus metas, lo que la hace sentirse empoderada, ya que finalmente todo el esfuerzo se ha visto reflejado en los resultados de sus investigaciones. “Me siento orgullosa por lograr mis objetivos y no voy a parar”, concluyó.