Por Juan María Naveja
Joe Biden debería retirarse de la reelección, ya que continuar afectaría a su país y su legado. A diferencia de deportistas como Roger Federer y Michael Jordan, en la política las limitaciones se ocultan más fácilmente, pero sus mejores días ya pasaron…
Al presidente Joe Biden le llegó la hora de retirarse, seguir en la carrera por la reelección atenta contra su país y hasta contra su propio legado.
La historia no cambia, trátese de deportistas, artistas o políticos, uno de los pasos más complicados es el retiro. Hay quienes, los menos, lo asumen con categoría y se van en la grandeza, pero los más se quieren quedar hasta el último de sus días.
El documental sobre el retiro de Roger Federer evidencia el acierto de quien quizás ha sido el mejor tenista de la historia. Hay quienes regresan para hacer más brillante su trayectoria como Michael Jordan cuando regresó a la NBA.
En la política es más difícil porque el derroche físico es de otra índole y las limitaciones se ocultan con mayor facilidad.
El presidente Joe Biden se debe de retirar de la contienda del 5 de noviembre, sus mejores días quedaron atrás. Hoy la incertidumbre impera en cada una de sus presentaciones, la duda es si caerá en un nuevo dislate verbal, si equivocará el camino o se tropezará al subir al avión presidencial.
Las críticas se han centrado en su pésimo desempeño durante el debate organizado por CNN, pero la verdad es que solamente fue la confirmación del deterioro que viene sufriendo. No se trata de una gripe mal cuidada, sus limitaciones no se curan ni con una semana de encierro en la residencia de descanso.
No hay la menor duda, Biden es un patriota, su desempeño lo ha llevado hasta la Presidencia del país más poderoso del mundo, ha sido un reconocido parlamentario con larga trayectoria en el Senado, aspiró a la candidatura presidencial demócrata, pero perdió con Obama, quien lo eligió para vicepresidente en dos ocasiones.
Como persona se ha levantado de tragedias como la muerte de su primera esposa en un accidente y la de su primogénito a causa del cáncer que supuestamente desarrolló en sus días en las Fuerzas Armadas. En los meses de su mandato ha lidiado con respeto a las leyes el juicio en contra de su hijo Hunter acusado de tres delitos.
El presidente argumenta que los electores demócratas le han dado un mandato para contender nuevamente por la Presidencia y que si se le quieren retirar tendrán la oportunidad de hacerlo en la convención a celebrarse en Chicago en agosto próximo.
No se trata de eso. Biden se rezaga cada vez más en las encuestas, cada día crece el número de legisladores y demócratas influyentes que coinciden en sugerirle que se retire.
No es aventurado decir que aun si llegase a ganar para los cuatro años por venir Estados Unidos necesita un presidente más vigoroso, más joven para decirlo pronto, vaya ni Trump cumple con ese requisito; cualquiera de los dos arrastra una senilidad que afectaría su desempeño en la oficina oval.
El problema lo generó el propio Biden, quien debió limitarse a un periodo, pero prefirió darle poco margen de crecimiento a la vicepresidenta Kamala Harris, tampoco propició la aparición de más aspirantes demócratas.
Lo dicho, retirarse a tiempo parece que no es de humanos.