Por Sandra Ivone Navarro Castillo
Las mujeres han desempeñado un papel fundamental en la planeación del patrimonio a lo largo de la historia, aunque su influencia y reconocimiento en este ámbito ha variado según la época y la cultura.
Con el paso del tiempo han logrado influir significativamente en la conservación y transmisión de bienes en sus familias. Con base en el Reporte 2022 del Nivel del progreso de las empresas familiares elaborado por IPADE Business School y BBVA México, actualmente el 29% de estas organizaciones son dirigidas por mujeres.
Ser testigos de que cada vez más mujeres se involucran en la planificación y gestión patrimonial, representa una forma de empoderamiento, hecho que les permite tomar control de sus finanzas y asegurar su independencia económica. Lo anterior se vuelve especialmente relevante en contextos en los que aún enfrentan barreras para la igualdad de género y la autonomía financiera.
Los principales factores que han influido en el incremento de la participación de las mujeres en la planificación patrimonial han sido; la creciente igualdad de género que ha permitido que más mujeres accedan a una mejor educación financiera y jurídica, el segundo; el aumento de mujeres con grandes patrimonios cuya fuente de riqueza han sido las herencias, y el tercero; aquellas que han creado grandes patrimonios por sí mismas derivado de las oportunidades que hoy les ofrece una mejor cultura empresarial.
Ante la pérdida del fundador o fundadora de una empresa familiar, uno de los desafíos que enfrentan las mujeres que llegan a la cabeza de sus organizaciones, es la de administrar los recursos para mantener el equilibrio entre sus consanguíneos y colaboradores. No siempre se está preparado para asumir ese rol, por lo que existen figuras de asesores expertos como un Wealth Planner o Family Office, ejecutivos que cuentan con una comprensión clara de la ruta a seguir para mantener el equilibrio en la dinámica familiar y empresarial.
Hoy la sociedad es testigo de cómo es que más mujeres llegan a posiciones de alta responsabilidad dentro de sus organizaciones ya sean privadas o en el gobierno, todas ellas con la capacidad de influir activamente en el desarrollo económico y social del país.
Lo antes mencionado indica que toda vez que más mujeres están inmersas en el segmento de los grandes patrimonios, se refleja su creciente presencia en posiciones de liderazgo e influencia en empresas y organizaciones que les toca encabezar. Su creciente participación y liderazgo en este ámbito no solo beneficia a las familias y comunidades, sino que también contribuye al avance hacia una sociedad más equitativa e inclusiva.