La Conmebol informó que decidió cancelar el partido.
Aficiones de ambos equipos se enfrascaron en una pelea campal, la Conmebol suspende partido y lo remite a disciplina tras muertes y caos
De nueva cuenta el futbol es escenario de una pelea en el campo de juego, en esta ocasión el lugar fue la Copa Sudamericana 2025 que quedó marcada por un episodio de violencia extrema en el estadio Libertadores de América.
La Conmebol informó que, debido a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y autoridades, decidió cancelar el partido entre Independiente (ARG) y Universidad de Chile (CHI).
La medida llegó tras escenas de caos que incluyeron enfrentamientos brutales, heridos graves y víctimas fatales, confirmando que el futbol se eclipsó ante la tragedia.

La Conmebol citó expresamente que, pese a que se activaron los protocolos establecidos en el Manual de Clubes, la situación no pudo ser revertida, por lo que se procede a la cancelación del partido y el caso será derivado a los Órganos Judiciales de Conmebol para futuras determinaciones.
Comunicó que “toda la información de los hechos ocurridos dentro y fuera del estadio será enviada a la Comisión Disciplinaria”. Un mensaje cargado de gravedad institucional.
Todo comenzó cuando la tribuna Pavoni Alta, donde se encontraban hinchas visitantes, se convirtió en epicentro del horror: se incendiaron butacas, se lanzaron bombas de estruendo, botellas y proyectiles contra la parcialidad local.
La situación escaló hasta niveles escalofriantes cuando barras de Independiente ingresaron a la zona, armados con bates, fierros y cuchillos, agrediendo brutalmente a los hinchas chilenos; hubo muertes, heridos graves y caídas al vacío, según constatan reportes oficiales y archivos gráficos publicados en redes sociales.
Se puede observar en videos que circulan a personas inconscientes tras los golpes, otras sangrando mientras corrían por el césped, y el ambiente se terminó de incendiar con una estampida que derivó en una estampida humana dentro y fuera del estadio.

Las autoridades policiales confirmaron que al menos 3 personas fallecieron, más de 10 resultaron heridas de gravedad, y 300 hinchas de la U fueron detenidos durante el desalojo.
A pesar de la presencia masiva de seguridad —650 efectivos provinciales y 150 agentes privados—, la intervención fue prácticamente nula en el epicentro de la violencia.
Conmebol había ordenado evitar esa zona, lo cual dejó a los hinchas sin contención y permitió que los desbordes fueran directamente protagonizados por barras locales. El resultado fue una cascada de agresiones, lesiones y desmanes.
La cancelación del partido cerró una noche de horror, y el expediente ya está en manos del ente disciplinario de Conmebol.
Las consecuencias pueden ser drásticas: desde la eliminación de la competición hasta sanciones económicas y deportivas a los clubes implicados, e incluso a las autoridades que fallaron en la protección. Un precedente grave para el fútbol sudamericano.

 
 
 


















